Editorial 923: Al final del día ¿qué es lo que queda?
Al final del día, ¿qué es lo que queda? Hemos estado cerca del podio, pocos se acuerdan del segundo lugar, menos se acuerdan aún, de quien quedó en cuarta posición. Recuerdo una conversación con una antigua amiga de este juego -ya no lo somos, aunque a mi favor debo decir que me quedan pocos amigos aquí-. En aquella conversación, hablábamos de podios. Decía ella que prefería el tercer lugar al segundo. Aunque la diferencia sea la de un solo partido perdido, el sabor de la derrota es diferente, decía ella. Al final, has estado cerca, pero no lo suficiente como la ilusión que genera el último partido. Una final es una final, perderla siempre sabe a fracaso, por muy abajo que se esté, las puertas del cielo nunca se están tan cerca como en el partido de la coronación. Por otro lado, una semifinal perdida genera la sensación de que no se estaba para tan arriba, y el tercer lugar, una revancha... siguiendo su argumento.
Honestamente, llegar arriba siempre es difícil. Del primero al cuarto, hay muy pocos errores que mencionar. España pudo acabar tercera, jugó un partido parejo y aunque llegara menos, generó el suficiente peligro como para igualar el partido y llevarlo a tiempo extra. Pudo jugar una final, fue mejor que Bélgica pero no así en el marcador. Llegando más, acertó menos. Los belgas fueron implacables, liquidaron el partido al comienzo del primer tiempo, donde generaron la ventaja que finalmente les llevaría a final. O nada de esto pudo haber pasado, de haber ganado a Austria, este partido por las semifinales podría haberse jugado en octavos de final, haberse perdido y haber acabado con la ilusión de un plumazo, cuando era demasiado pronto para ilusionarse.
Sin embargo, las cosas son las que son. Unas semifinales no se juegan todos los días. El trabajo del seleccionado pudo haberse coronado con una copa, aunque fuera de bronce, premio suficiente a lo hecho en este semestre. Cerró un cuartos de final frente a Suecia en la Copa del Mundo U21, donde Suecia finalmente quedó en segundo lugar, mientras que nosotros, por nuestra parte, finalizamos séptimos. Y en adultos, estuvimos ahí, cerca del cielo, aunque no lo suficiente como para decir que se ha ido con el trabajo hecho.
No tengo claro si es mejor jugar el partido por la revancha, o si acabar en cuarto lugar. Lo que sí sé, es que toda derrota es dolorosa, más cuando se tira del carro del equipo de la comunidad. Gracias al cuerpo técnico por ilusionarnos.
Saludos y ¡a leer!
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