CABEZA DE PELOTA

Sicarii

Odio los viernes



Me cargan los viernes. De todos los días de la semana es el único donde no hay fútbol. El fin de semana hay fútbol nacional, fútbol de España, Fútbol italiano y fútbol argentino. El lunes fijo que uno se encuentra una repetición de la liga inglesa. El martes, si andamos con suerte, hay Champions League o Libertadores. Lo mismo el miércoles. El jueves, repeticiones de lo del martes y miércoles. Pero el viernes es el único día de la semana donde no hay partidos en ningún lado, y hay que entretenerse adelantando trabajo, haciendo tareas, pololeando, sacando a los niños a la plaza, o cualquier otra actividad que de grata no tiene nada al lado de ver como los 22 corren detrás de la pelotita.

Realmente es horrible. Pero de todas formas no me sale tan fácil. Yo sé que todos ustedes me entienden, todos tenemos una mamá, polola, señora, etc. que nos cuestiona cada vez que puede el hecho de querer tanto fútbol. A todos nos han dicho frases como: “¿Otra vez partido?”, o “ya vas a jugar una pichanga con tus amigotes en vez de estar conmigo”, o cualquier frase represora de nuestros instintos futboleros. Y con MZ pa qué les cuento. Lo único que se logra al revisar la página es que nazca una nueva frase para el stock de la represión “AHORA MÁS ENCIMA FÚTBOL EN EL COMPUTADOR!!!”. Y a uno no le queda más que asentir y poner cara de pavo, haciendo como que en realidad está trabajando o haciendo una tarea. Si hasta el Messenger te salva, al menos puedes minimizar la ventana de MZ y decir que estas chateando. Parece que les importa menos que uno hable con quien sea por MSN, mientras no esté revisando algo asociado a una pelota.

Pero yo me rebelo. No me importa que me digan que no pienso en otra cosa que no sea fútbol. De hecho me imagino todo lo que hago como si fuera una pichanga. Si tengo que ir al supermercado, me imagino que en vez del carro voy dominando la pelota entre los pasillos, que me tengo que pasar a todos, que me salen viejas a la marca, con sus traseros enormes y sus carros llenos, que de vez en cuando me sale un guardia pidiendo que no corra por el pasillo o me pone amarilla. Que cuando llego a la caja tengo que tener la mente fría y definir bien. Definir bien qué llevar, porque siempre llevo de más. Además, esté haciendo lo que sea, tengo la cabeza en el MZ. Mientras trabajo, pienso en que tengo que comprar más juveniles; si estoy en la micro, pienso que el estadio debería tener mejores dependencias; si estoy comiendo, mientras mastico la comida, aprovecho de masticar las derrotas; si estoy en el baño (lejos el mejor lugar de la casa para armar las tácticas, debe ser por la privacidad), me entretengo definiendo el equipo para el fin de semana. Y la lista sigue, da lo mismo lo que sea que esté haciendo, siempre termino pensando en la pelota. Sí, incluso cuando estoy haciendo “eso” me imagino como delantero italiano (hay que elegir lo que a ellas les gusta, jeje), desbordando para anotar un golazo en la final del mundial.

Por eso odio los viernes, de fútbol no tienen nada, y hay que hacer todas las actividades sin la ayuda de la idea de jugar pichangas, de definir posiciones, de armar equipos y construir estadios, hay que ir por la vida sin ayuda, sin soporte, hay que hacer las cosas que todos hacen, tal y como todos lo hacen. Pero bueno, mejor no me preocupo, mañana es sábado y hay que ir a la feria y ver fútbol español.