Reyes sin trono
40 segundos de partido. Cruyff inició la jugada
desde el círculo central, adentrado unos cinco metros en el campo
alemán. Era el último hombre de su equipo. Comenzó a correr hacia el
área y a driblar defensas hasta que le hicieron penalti. Neeskens lo tiró y anotó el gol holandés en la final del Mundial de 1974. La ganó Alemania (2-1), pero la 'Naranja Mecánica' empezó el partido con una demostración clara de un estilo de juego que la hizo única.
El portero titular lucía el dorsal de un mediapunta. Un delantero, el habitual de un guardameta. El 8 de Jan Jongbloed y el 1 de Rud Geels
reflejaron a sus espaldas la idosincracia del fútbol total, ése en el
que todos son especialistas en el ataque y en la defensa. Rinus Michels lo ideó. Johan Cruyff fue su ejecutor último.
"Teníamos varios sistemas de juego y los aplicábamos según las
necesidades del partido. Nos importaba saber cómo juega el adversario,
sus puntos fuertes y sus flancos débiles. Pero sobre todo nos interesaba
saber qué éramos capaces de hacer", explicó Cruyff de su selección. Deslumbró a todo el mundo, pero no conquistó título alguno. Una reina sin corona.
De la Holanda del 74 se dice que es el mejor equipo que nunca ganó un
Mundial. Lo mereció ese año después de llegar invicto a la final depués
de seis partidos (14 goles a favor y uno en contra) y comenzar ganando
el decisivo con ese gol de penalti al minuto de juego. Aquella derrota
ante la Alemania de Beckenbauer fue la consagración de un estilo, el impuesto por Michels, un entrenador de época.
"Sabía exactamente cómo motivar a un grupo de jugadores: era un maestro para disipar tensiones en el vestuario", recordó Marco Van Basten sobre quien fuese su técnico en la Eurocopa de 1988. Sus palabras mitigan la fama autoritaria de Michels.
Ofrecía libertad a sus jugadores mientras que recibiese algo a cambio.
Les permitió dormir con sus esposas o amigas durante los torneos, que
dieran rienda suelta a sus egos, que fumaran en el vestuario... siempre
obtuvo respuesta.
Bloque + imaginación = espectáculo. La fórmula matemática del fútbol
de vanguardia de los 70. El bloque lo formaban un grupo de hombres
capaces de adaptarse a cualquier posición. La imaginación la ponía un
genio llamado Cruyff, una estrella ya consagrada en el Ajax y el Barcelona.
"La Holanda del 74 jugaba el mejor fútbol del mundo. Perdimos la final
pero dejamos mejor recuerdo que el campeón", asegura 'el Flaco' de aquel
duelo con Alemania, otra selección de leyenda.